miércoles, 13 de abril de 2011

Emma pregunta problema

Emma Correa

Dando una releída a los diferentes aspectos de lo que es la investigación, he llegado a lo mismo que hemos discutido en las diferentes sesiones del curso y concluyo que para hablar de investigación se requiere como mínimo, un objeto a investigar y un sujeto que pretenda investigarlo. Con objeto me refiero a cualquier fenómeno que bien puede ser de tipo físico, material e incluso, el que nos ocupa en este momento, que sería social. Y, para la intensión específica del curso, el investigador sería cada uno de los estudiantes de la especialización.

Una vez determinado uno y otro, es posible iniciar un diálogo y comenzar los acercamientos necesarios con base en la intención de quien investiga. No es un momento sencillo en el proceso ya que, mientras se pretende determinar la pregunta problema, nos podemos perder en un sinfín de dimensiones que nos plantean alternativas variadas y pueden ocasionar retrasos y entorpecer el devenir mismo de la investigación.

Es necesario centrar nuestra atención en aquellos aspectos que pretendemos entender mejor, “manipular” ó “controlar” de alguna manera. Porque una de nuestras primeras pretensiones al investigar, podría ser, la de cambiar una realidad bien para mejorarla, bien para erradicarla; de acuerdo a ello iremos tejiendo los procesos que nos lleven a nuestro objetivo real.

Así, delimitar el objeto a investigar significa extraerlo de un contexto inherente que lo rodea y le da unas características y una significación propias. Por lo tanto, no se trata de dar paso a una investigación, basados en inquietudes al azar o preguntas indiscriminadas (aunque, la lluvia de preguntas como método ayuda en el proceso). Es más bien, tener la suficiente objetividad para especificar un ente a investigar y darle el valor que requiere, por su condición última de generador de un nuevo conocimiento.

Porque en definitiva, lo que vamos a lograr con una investigación es eso, un nuevo conocimiento o por lo menos, una nueva forma de mirar y acercarnos a un fenómeno o evento. Sea cual fuere nuestra intención, de camino tendremos necesariamente que encontrarnos frente a frente, con distintas imprecisiones que, si sabemos utilizarlas, nos permitirán demarcar aún mejor nuestra pregunta.

De tal forma, mi meta en este curso, es la de hallar cabida a un tema que me interesa, acerca de los procesos de lectura y escritura en los niños de primer ciclo; es algo que he venido trabajando desde hace mucho tiempo y afecta todos los demás procesos que pretendo desarrollar en mis estudiantes; pero es a su vez, un aspecto que no había racionalizado hasta ahora que he tomado distancia de mi trabajo el suficiente tiempo, para darme cuenta de su importancia y de mi propia habilidad para tocarlo con la intensión de originar una nueva mirada en retrospectiva, que me permitiría comprender mejor todas las dinámicas que intervienen en su entorno y centrar mi atención en él.

Me refiero a la formación inicial que damos a los estudiantes en los procesos de lectura y escritura. A diario nos vemos buscando metodologías que hagan de estos aprendizajes, un camino menos traumático para ellos y más sencillo para nosotros. Esto, debido a la cantidad de estudiantes en un aula corriente y a la disimilitud de sus estilos para aprehender el mundo que los rodea.

Reflexionar cotidianamente sobre estos aspectos, nos permite darnos cuenta de que la necesidad de “cambiar” o “mejorar es imperante y definitiva. Pero, no es tarea simple ni nace en una primera consideración del asunto. Requiere de toda una retroalimentación que nos permita llegar a un punto tal de evolución, que no habrá alternativa, más que la de originar un cambio y mantener la perspectiva abierta a él.

Así que, siendo la investigación un proceso y, teniendo la idea determinada a partir de una necesidad sentida en una comunidad específica, me parece pertinente desarrollar mi pregunta de investigación en torno a ella, como primer acercamiento a la posibilidad de dilucidar o intervenir, el modo en que los docentes estamos asumiendo, tanto la metodología, como los procesos inherentes a los estudiantes y qué hacemos con la información que a diario recibimos mediante sus actitudes y respuestas frente a nuestros esfuerzos por darles a conocer nuevas formas de ver su mundo.

Me concentro en este aspecto y encuentro la idea principal que ha rondado mi quehacer como un interrogante latente, ante la continua insistencia de cambiar, mejorar, implementar nuevas metodologías etc., que a diario recibimos los docentes. En dosis chicas y con rótulos novedosos, nos han dado a entender que el conocimiento de cualquier táctica que usemos en el aula, lo encontraremos en libros, conferencias, y en todo lo que sea “académico”, por así decirlo; pero se ha desconocido constantemente, la experiencia de tantos años trabajando con esos niños y viéndolos devenir, tanto en su crecimiento físico, como en su desarrollo personal, en lo social y más aún, observando, -a veces sin poder hacer nada- cómo pierden sus motivaciones con el paso del tiempo.

Por ello, nos encontramos frecuentemente con que, las teorías y el discurso que recibimos, se centrar en un ideal que para nosotros posiblemente, ya no existe y nos plantean un deber ser que es casi imposible de alcanzar; por lo que, nos tenemos que conformar con lo que vamos logrando y hallar satisfacción en ello, sin esperar que otros, con su mirada teórica, valoren nuestro esfuerzo.

En mi situación personal, no se trata de hacer de lo “académico”, la fuerza que soporta mi trabajo, se trata creo, de la sensación que reconforta cada mañana, al saber que voy a un lugar de trabajo en el que puedo potenciar unas habilidades y destrezas en un grupo de estudiantes que llegarán a logarlas sólo si son orientados. Se tarta específicamente de mi pericia al hacerlo, de la de mis compañeras, de la prontitud y eficacia que tienen los implementos que necesitamos para lograr nuestro cometido, del apoyo de los directivos y por qué no decirlo, se trata sobretodo de un derrotero a seguir que sea sólido y concertado, no cambiante y amañado como lo son actualmente nuestras políticas educativas.

Visto así, tengo una ambivalencia entre lo académico de plantear mi pregunta en torno a los procesos iniciales de lectura y escritura en mis estudiantes y la determinación personal de validar el conocimiento que nace del quehacer diario y que no es sistematizado formalmente pero afecta momento tras momento, las próximas acciones de los docentes en su práctica habitual.

A veces incluso, sin darnos cuenta, utilizamos nuevos mecanismos para ayudar a nuestros estudiantes en sus dificultades y los vamos perfeccionando a medida que avanzan las situaciones problema y se presentan otras nuevas. Esto se convierte en un derrotero de nuestro trabajo. Experimentamos y mejoramos las tácticas a emplear o las desechamos si no dan los resultados esperados o deseados y así sucesivamente, vamos trazando en cada lapso de tiempo, nuestro estilo individual y haciendo de la práctica, grandes maestros para el mundo.

No desconozco en ningún momento, las bondades de lo académico, de las grandes teorías y de las propuestas de trabajo que se van tejiendo en torno a ellos y soy conciente de que no puedo entrar en un ámbito académico para sentenciar su producto intelectual y demás, sería una falta de respeto muy grande, en la que no pretendo incurrir ni tengo los elementos o la fuerza para hacerlo. Por lo tanto, he entrado en un limbo de mi pensamiento que ha generado en mí, una necesidad de trascendencia frente a mi trabajo de investigación.

Aparte de todo, pienso que necesito orientación sobre este asunto y espero recibirla de quien tenga la suficiente experiencia y claridad al respecto. Por el momento, sigo pensando en hacer una propuesta pedagógica en procesos de lectura para los niños de ciclo inicial que permita a los docentes, crear en ellos el gusto por la lectura, la actitud ideal frente a ella y la aceptación indiscutible de que quien sabe leer, tiene acceso a cualquier conocimiento.

Un primer intento de pregunta sería:

¿Cuáles son los elementos conceptuales y metodológicos que deben caracterizar una propuesta para favorecer en estudiantes de primer ciclo, el desarrollo de las habilidades necesarias para leer comprensivamente?

Aunque en ella, se me escapa la parte del gusto por la lectura y la creación del ambiente ideal. Pienso que serían elementos importantes a la hora de desarrollar la temática. Lo que me daría, algunos problemas específicos como:

¿Cuáles son los factores implicados en el desarrollo de habilidades necesarias para una lectura comprensiva?

¿Cuáles son las estrategias que favorecerían el desarrollo de habilidades necesarias en la lectura comprensiva?

Etc. Etc. Etc.

Gracias por su atención.

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